Fechas. Campañas. Aplausos. Olvido. El camino hacia el olvido está lleno de nobles gestos. Y en ningún otro ámbito resulta esto más palpable que en el terreno de las políticas públicas de salud. Todos los meses de febrero se conmemora el día mundial de las enfermedades raras o huérfanas (ERH), y todos los meses de octubre se hace lo propio con el cáncer. La sola difusión de campañas para que la población gane más conciencia de la importancia de diagnosticar y tratar estas enfermedades es en sí un avance, pero los sistemas de salud que realmente garantizan el derecho a la salud deben pasar, en palabras de Ignacio Katz[1], por una transformación de instituciones débiles a instituciones sólidas; que los convierten en un sistema solidario, equitativo, oportuno y eficiente. De nada sirve ganar conciencia si los servicios de salud no están a la altura de nuestras necesidades.
Alguna vez alguien dijo que el Perú era un país “sobrediagnosticado”. Eso aplica también a las políticas de salud. Desde hace varios años diversos expertos han concluido que el Perú necesita contar con un Fondo de Alto Costo: una institución especializada en financiar de manera eficiente los gastos de enfermedades catastróficas, que son aquellas enfermedades cuya atención directa puede sumir en la pobreza a una familia, o consumir el 40% de sus ingresos.
De hecho, en el año 2018 el Ministerio de Salud contrató los servicios del experto en economía de la salud de la PAHO, Dr. David Debrott[2], para que realice un diagnóstico sobre el desempeño del Fondo Solidario Intangible en Salud (FISSAL), que hasta la fecha es el principal responsable de financiar a las enfermedades catastróficas en las redes del ministerio de salud. La conclusión fue demoledora: el FISSAL no es: (i) ni un fondo, porque no invierte sus recursos financieros, (ii) ni solidario, porque relega a muchas enfermedades (como las ERH) a un financiamiento sub-óptimo, (iii) tampoco intangible, porque sus recursos no están blindados, y, (iv) por ende no garantiza el acceso a la salud.
Tanto David Debrott, como expertos nacionales como la economista Janice Seinfeld, coinciden en las características centrales que debería tener el Fondo de Alto Costo: debe actuar como un reaseguro (o fondo de segundo piso), para generar eficiencias; y debe gozar de una verdadera autonomía administrativa y económica.
La Comisión Permanente tiene en su agenda los dictámenes que crean la Sociedad Gestora de Recursos en Salud para procedimientos de Alto Costo (Fondo de Alto Costo).
Que sea un fondo de segundo piso significa que todas las aseguradoras públicas como EsSalud, el Seguro Integral de Salud, o las sanidades de las Fuerzas Armadas deberán pagar una prima por el universo de sus asegurados, y a cambio, el Fondo responderá por las atenciones de alto costo de dichos asegurados. Esto generará, además, una verdadera “equidad hacia arriba”: ya no habrá discriminación de acceso a tratamientos en función de qué seguro poseemos. Por otro lado, que el Fondo sea autónomo implica que su gestión será meritocrática y que no quedará a merced de los vaivenes de las designaciones de los ministros de turno.
La necesidad de estas transformaciones no es una excepción aislada. El pasado 24 de mayo, la Asamblea Mundial de Salud de la OMS aprobó la primera resolución en su historia sobre las enfermedades raras. En dicha resolución, denominada “Enfermedades raras: una prioridad de salud mundial para la equidad y la inclusión”[3], los estados miembros acordaron acelerar esfuerzos para extender el aseguramiento universal a la salud de las personas con ERH, así como de frenar el gasto catastrófico de bolsillo, asegurando que dichos pacientes accedan a productos de salud esenciales y de calidad, a servicios sanitarios y a medicamentos asequibles. Vale la pena mencionar que el Perú participó de la 78° sesión, representado por el actual viceministro de salud pública, Dr. Ricardo Peña[4].
La buena noticia es que podemos pasar del “sobrediagnóstico” al inicio de la transformación de nuestro sistema de salud. El de día hoy, miércoles 9 de julio, la Comisión Permanente del Congreso tiene en su agenda los dictámenes aprobados por las comisiones de Economía[5] y de Salud[6], que crean la Sociedad Gestora de Recursos en Salud para procedimientos de Alto Costo (Fondo de Alto Costo), los cuales agrupan los seis proyectos de ley, de cinco bancadas distintas que fueron presentados, progresivamente, desde el año 2022.
La brecha financiera para colmar las necesidades en salud de alto costo asciende a alrededor de S/ 2 mil millones. Sin un cambio hoy, cerrarla será una utopía. En el Congreso está la oportunidad de cambiar la historia. Sin Fondo no hay sitio para la salud.
[1] KATZ, Ignacio. La salud que no tenemos. Buenos Aires: Katz editores, 2019.
[2] David Debrott participó en una Mesa de Trabajo organizada por la Congresista Marleny Portero, en junio de 2022, donde explicó los alcances de su informe acerca de FISSAL. En dicho evento también participó la experta Janice Seinfeld. Nota de prensa: https://www.marlenyportero.com/post/expertos-coinciden-en-necesidad-de-reformular-fondo-de-financiamiento-de-enfermedades-de-alto-costo
[3] Disponible en: https://apps.who.int/gb/ebwha/pdf_files/WHA78/A78_R11-en.pdf
[4] Nota Diario El Peruano: https://www.elperuano.pe/noticia/270824-minsa-participa-en-la-78a-asamblea-mundial-de-la-salud-en-ginebra–suiza
[5] Enlace con el texto sustitutorio de la Comisión de Economía del Congreso de la República: https://wb2server.congreso.gob.pe/spley-portal-service/archivo/Mjc5MDc4/pdf
[6] Enlace con el dictamen aprobado por la Comisión de Salud del Congreso de la República: https://wb2server.congreso.gob.pe/spley-portal-service/archivo/MjQ0MDg0/pdf